Muy pocos conocen a Pablo Amaringo Shuña. Es más, ¿por qué deberíamos conocer a este ucayalino que ha expuesto en dos de los museos más importantes del mundo: el MoMA de NY y el Hermitage en San Petersburgo? ¿Por qué detenernos en este chamán y médico naturista que se debatió a muerte con la ayahuasca y nunca más realizó el ritual? ¿Conviene observar el estilo de las pinturas visionarias que han influenciado a artistas alrededor del mundo? ¿Qué además formó una escuela de arte llamada Usko Ayar, galardonada por la ONU? Tampoco debes saber que murió en el 2009 cuando tenía 71 años de edad. Entonces, conviene que te preguntes ¿quién te conoce a ti?
LOS DESENCUENTROS CON LA AYAHUASCA
Probó la ayahuasca a los 10 años. Era el sétimo de trece hermanos y tenía solo 10 años cuando su padre curandero le dio ayahuasca (soga de muerto o enredadera del alma), un brebaje visionario compuesto por dos plantas: la liana y la chucruna. Luego, repetiría la ingesta siete veces más. Solo estuvo dos años en el colegio porque ayudaba en la economía familiar y a los 17 años tuvo un problema cardíaco que lo postró a la inanición total.
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La ayahuasca lo cura. Inmovilizado casi, empezó a pintar con el material a su alcance: hollín de lámparas, lápices labiales, etc. Un día tuvo en sus manos un par de billetes y Amaringo pensó “yo puedo hacer uno igual”. Primero, comenzó haciendo un billete de 10 soles utilizando pinceles y tinta china, luego uno de 50 y después de 500 soles. Tiempo después, un avispado señor, al ver su “arte”, le ofreció un trato al que no pudo negarse: estaba camino a convertirse en falsificador. En esa faceta duró poco, fue apresado, después huyó y se escondió en Brasil. Pasaron dos años antes de su regreso al Perú, su corazón estaba enfermo. “Seguía de vez en cuando vomitando sangre y fui a ver a mi padre, quien sintió compasión por mi y me dijo que me iba a curar con la ayahuasca”. Amaringo no creía en el poder de esta planta pero fue curado. “Me convertí en una persona nueva y no tuve más problemas con el corazón”, expresó en el libro Ayahuasca Visions (1991).


Fue chamán por siete años. Como si una vez no bastara, la ayahuasca lo volvió a curar de un segundo infortunio. Entonces comenzó a aprender los misterios de la curación y Pablo Amaringo, a los 27 años, se convirtió en chamán, médico naturista y sanador reconocido en la Amazonía. Seis años después, durante una toma de la planta y atormentado por los espíritus malignos de una curandera, se enfrascó en una mortal lucha de poderes. Pablo estuvo en una encrucijada, según cuenta: o la mataba o dejaba de tomar por siempre ayahuasca. Decidió no ser un asesino. “La ayahuasca no es algo para jugar. Incluso puede matar, no porque sea tóxica en sí misma, sino porque el cuerpo puede no ser capaz de soportar el reino espiritual”, escribiera en el mismo libro acerca de ese episodio.

Pablo amaringo, shuña, artista visionario

UN ARTISTA VISIONARIO

1985 fue el año en que Amaringo se topó, por primera vez, con el joven antropólogo colombiano Luis Eduardo Luna (hoy especialista con más de 40 años de estudios e investigaciones sobre el ayahuasca), quien le preguntó si recordaba visiones de su época de vegetalista y es ahí cuando Amaringo comienza su labor de artista visionario. Fruto de ese encuentro y de una futura amistad, Luna escribiría el libro Ayahuasca Visions. The religious iconography of a peruvian shaman (Visiones de la Ayahuasca: iconografía religiosa de un chamán peruano). A través de la virtualidad, pudimos hablar con Luna.

¿Cómo describiría ese estilo pictórico? Sus cuadros tienen lo que se conoce como ‘horror al vacío’: están llenos de elementos. Pinta, no lo que se acuerda en un momento determinado, sino diversas visiones dentro de una sesión de ayahuasca, diacrónicamente. Mientras pintaba, cantaba ícaros (cánticos de los chamanes durante la sesión de la planta). Utiliza colores muy vivos y tiene una habilidad para pintar los más mínimos detalles. Hay que recordar que en una época falsificó billetes, de ahí su habilidad tremenda en los detalles.

Ustedes fundaron la escuela de arte Usko Ayar en 1988 ¿Cómo era Pablo como maestro? Intentó enseñarles a los chicos de la escuela un método que supone la observación de la naturaleza, de los detalles, del aspecto físico como ecológico. Intenta hacerles recordar la selva en su contexto real. Se hacían excursiones a la selva y luego pintaban lo que recordaban. Decía que se tenía que pintar en el mismo orden en el que Dios había creado el mundo: primero la luz, luego las plantas, animales y al final, las personas.

 ¿Qué es lo que más aprendió de Amaringo como persona? Tenía un talento para enseñar de manera muy simple. Los chicos aprendían con mucha facilidad. Los amazónicos tienen una gran memoria fotográfica y Pablo sabía explotar ese talento.

Pablo amaringo shuña, artista visionario

NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

Nadie le compró una sola obra, afirma Luis Eduardo Luna, quien acompañó al artista hasta 1994. “A veces muchas familias prefieren pagar por una reproducción de La Mona Lisa, en vez de tener el cuadro de un artista de su propio país. Pero cuando adquiere cierta fama, entonces los peruanos se quejan diciendo ‘¡ah, esos cuadros están fuera de nuestro país!’. Eso es lo que ha pasado con muchos artistas de la escuela Usko Ayar, que han encontrado apoyo en el extranjero”.

Casi un año antes de su muerte, en noviembre de 2009, el Instituto Nacional de Cultura (INC) lo reconoció, a sus 70 años, como Personalidad Meritoria de la Cultura Peruana por su destacada labor como estudioso de las tradiciones amazónicas, maestro de ayahuasca y artista plástico. Además, fue galardonado, en 1992, por las Naciones Unidas (ONU) con el premio Global 500, por su labor de educación y preservación de las tradiciones y culturas amazónicas al frente de su escuela, a través de su arte. Y es que Usko Ayar (príncipe espiritual) es una escuela gratuita que a través del arte se incita a la comprensión y el respeto por el medio ambiente amazónico.

RECUERDOS DE SU DISCÍPULO

“Le hacía tantas preguntas, que a veces perdía los estribos”, confiesa el artista Anderson Debernardi sobre Amaringo, a quien considera como su padre. Cuando tenía 17 años, vio a Pablo pintar a lo lejos, se acercó y le dijo que le gustaría aprender de él. Sin titubeos, Pablo aceptó. Hoy Debernardi tiene 42 años y se ha convertido también en un artista visionario con exposiciones en Estados Unidos y Finlandia y ha ilustrado libros de corte antropológico para embajadas y proyectos medioambientales.

En Usko Ayar, el inglés era obligatorio. Debernardi fue su alumno antes que se fundara la escuela, y al iniciarse conformó la primera promoción de Usko Ayar, donde el inglés era obligatorio. “Pablo tenía la visión de que sus alumnos tenían que ser los mejores y si iban a serlo tenían que estar conectados con el mundo exterior, porque en el Perú no les iban a hacer caso”. Luis Eduardo Luna fue una suerte de manager y gracias a su apoyo y el de otros, los alumnos (desde niños shipibos hasta adolescentes europeos) han podido trabajar con acrílicos de primera y con un papel 100% de algodón. “Estábamos convencidos que el buen material también se iba a reflejar en el trabajo. Los alumnos también recibían clases de botánica e hidrología, pero la parte técnica dependía del talento de cada uno. En la escuela educábamos nuestros ojos, mente y manos”.

pablo amaringo shuña, artista visionario

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Los espíritus los seguían acosando de noche. “Cuando él dejó de hacer ayahuasca se refugió en la biblia. Desde ahí solo decidió pintar las visiones a través del recuerdo, pero por hacer eso los espíritus también lo acosaban. A sus alumnos les decía que la ayahuasca era malo, que te podía matar, que te podía intoxicar, que te podía volver loco.”

De tal palo tal astilla. Debernardi, a pesar de ser su discípulo, nunca tomó ayahuasca en su periodo selvático. Recién en 1995, cuando dejó la escuela en Pucallpa, decidió probar la planta. Hoy tiene más de 45 visitas al mundo de la planta y su obra cambió: comenzó a pintar visiones como Amaringo.

LA PLANTA SAGRADA Y LA CIENCIA

Luis Eduardo, usted tiene un Centro de Investigación que se llama Wasiwaska ¿Cuál ha sido su mayor descubrimiento respecto al ayahuasca?

El cerebro humano ve dos preceptos. Con la ayahuasca uno de ellos (al parecer el hemisferio derecho, que es más holístico, a diferencia del izquierdo que es más racional) es más fuerte que el otro, y al mismo tiempo, podemos experimentar una rápida alternancia de los dos. Los dos preceptos casi se funden. Sospechamos que una de las cosas que suceden bajo el efecto del ayahuasca es que hay una inhibición del hemisferio izquierdo y una potencialización del derecho. Este hemisferio nos lleva hacia lo poético, hacia lo arquetípico, hacia lo total. Suprime ese pensamiento racional de cada día. Son como actividades cerebrales casi contradictorias, que hace que llegue muchísima información que está dentro de nosotros mismos, pero de manera consciente a diferencia de los sueños.  

Pablo amaringo shuña. artista visionario

¿Quién está preparado para la ayahuasca? Es una experiencia muy profunda y, por lo tanto, hay que buscar a una persona adecuada, con experiencia. En general, cualquier persona lo puede tomar, salvo las personas que tengan problemas psicóticos o sean desequilibradas, y también es recomendable tener en buen funcionamiento del hígado. Otro aspecto es tener bien el corazón. No se puede jugar.

La información que se te muestra no es verbal, sino es un lenguaje iconográfico, muy visual. ¿Cómo llegamos a entenderlo? Es información que recibimos no de una manera racional (causa-efecto), sino de manera simbólica, poética. Y a veces uno tarda mucho tiempo en desvelarlo, en comprenderlo. Por eso es muy importante que después de las sesiones se tenga un periodo de integración para ver si se puede comprender algo, a veces es muy misterioso.

¿Qué papel cumplen los ícaros dentro del ayahuasca? En ellos se muestra la fuerza de un chamán o vegetalista, su sabiduría. Ya sea para curar o proteger. El canto intercede por las plantas.

 ¿Por qué recomendarías el ayahuasca? (Debernardi responde). La planta en sí es tan buena para entender todo tu mundo interno, procesarlo y curarlo. Unos lloran, otros gritan, cantan, danzan. La planta te da una sobriedad mental, tranquilidad y herramientas para poder afrontar tu yo interno y seguir afrontando tu realidad con optimismo, con mayor respeto y entendimiento. Un poeta del sigo XVIII dijo que el ser humano es una animal religioso por naturaleza. Nosotros siempre hemos tenido reverencia al sol, a la lluvia, a la tierra. Nuestros incas hacían eso. En casi todas las culturas, las convicciones religiosas siempre han descansado en un chamán o en un sacerdote. Siempre existe esa inquietud humana de saber cuál es tu origen y encontrar a quién respetar, porque si no encontramos a quién respetar, el mundo se desbordaría.

El ayahuasca nos enseña a respetar, a amar las buenas costumbres con todas las personas del mundo”, dijo alguna vez Pablo Amaringo.